Ovnis, inteligencia y ciencia...
¿Está peleada la ufología con la ciencia? ¿Puede haber un acercamiento
inteligente al llamado fenómeno ovni?, ¿cómo sería un acercamiento
inteligente a dicho tema? ¿Un acercamiento crítico es prejuicioso?
La revista Contacto OVNI (se publicó en los años noventa) tuvo varios directores, uno de ellos fue Oscar García, un joven y
entusiasta miembro de la Sociedad
Mexicana para la Investigación Escéptica. Así, durante varios números la
revista publicó artículos inteligentes y críticos. Posteriormente, los
practicantes de la ufología ingenua y acrítica dieron golpe de estado y
la revista volvió a estar en manos de ufólogos crédulos y charlatanes.
Durante el tiempo que García la dirigió, los editoriales tenían un buen
nivel intelectual. Ahora transcribo el que apareció en el número 22.
La cultura como herramienta
Hay quienes han hecho de los OVNIs algo así como sus momentos todos.
Hay personas que piensan que al conocer sobre este tema están conociendo
la verdad más grande del universo y ya no es necesario más, esos que
creen que con eso es más que suficiente... Y si bien es cierto, hasta
determinado punto, que el tema de los OVNIs abre nuevas perspectivas,
sin embargo también es cierto que muchas de esas personas que centran
toda su atención en esto, tampoco se preocupan por enriquecer su cultura
y sus conocimientos a través de diferentes lecturas y mediante otros
temas de análisis que enriquezcan su capacidad intelectual y su
criterio... En nuestra redacción nos ha tocado toparnos con presuntos
científicos o igual personas comunes a quienes les interesa el tema, y
tienen inquietud, y quieren explorar, pero que ni siquiera pueden
escribir su nombre con una ortografía correcta...
El tema de
los OVNIs es fascinante, como diría Mr. Spock, pero el mejor modo para
abordarlo es teniendo una preparación, una cultura general y un caudal
de conocimientos que puedan darnos la capacidad de ser seres pensantes e
inteligentes. La ufología no tiene que estar peleada con la ciencia.
Constantemente leemos artículos de ufólogos que se refieren a los
científicos como si éstos fueran los nuevos inquisidores, y no es así.
Los científicos son sólo (y esto no es poco) personas con una gran
cultura, gracias a la cual no se les puede engañar a la primera y tan
fácilmente. Son personas con capacidad de discriminación gracias a los
conocimientos que la cultura les dio. Esa cultura aprendida en libros,
pláticas, búsquedas personales, escuelas, con amigos, a la vuelta de la
esquina o en cualquier lugar donde hay intercambio de conocimientos.
Piénsatelo bien, ¿no te gustaría utilizar la cultura como tu principal
instrumento en la investigación OVNI?
¿La inteligencia y la ufología se repelen? La realidad parece indicar que sí. Es fácil encontrar trabajos de ufólogos sensacionalistas y conspiranoicos. Pero, aunque raros, los trabajos inteligentes existen. "500 años de OVNIs en México" de Héctor Escobar es un libro inteligente.
Los ufólogos críticos buscan respuestas, no verdades. Los otros -los
ufólogos sensacionalistas- no buscan respuestas sino aumentar -a como de
lugar- la extrañeza de los informes. Tratan de recabar datos que
confirmen sus creencias. "Investigan" para no resolver los misterios, y son premiados por ello (dinero, popularidad, espacio en los medios de comunicación, admiradores, etc.).
Entonces lo primero que hacen los ufólogos críticos es tratar de
desmitificar el fenómeno ovni para colocarlo en su justo nivel.
Desmitificarlo para ver si realmente hay un misterio. Es decir, quitar
de la ufología los misterios fabricados por los ufólogos
sensacionalistas (como eso de que un doctor en física nuclear avala el
"caso Mérida") y ver si hay un misterio genuino.
En la presentación de su libro, Escobar escribió:
Ya hemos señalado con anterioridad que en muchos de estos casos es
posible encontrar una explicación racional y perfectamente clara, esto
lo podemos aplicar no tan sólo al estudio de los informes OVNI sino
inclusive a oleadas enteras. Así por ejemplo señalamos en el capítulo
III que numerosos casos de la llamada oleada de 1950 cuentan con
explicaciones perfectamente racionales como por ejemplo el planeta
Venus, aviones, o inclusive bromas como la de la mosca dorada.
Esto no quiere decir que neguemos a priori la existencia del fenómeno
OVNI. Muy por el contrario. Creemos que si es posible eliminar aquellos
casos falsos, los otros explicables como confusiones, etc., tendremos un
resto importante que constituye el verdadero fenómeno OVNI.
Así pues, el gran problema de la ufología actual, y en gran medida a
ello se debe que los organismos científicos oficiales no le presten la
atención que se merece, salvo importantes excepciones, se debe a la
enorme cantidad de fraudes, de personas que por hacer una broma hacen
perder tiempo, dinero y esfuerzo, así como de pseudoufólogos que han
hecho del tema OVNI un modo de vida, produciendo una enorme cantidad de
libros con casos mal investigados, con las declaraciones más absurdas y
sin la menor metodología. No explicar un caso es muy sencillo,
explicarlo requiere de mucho trabajo y finalmente no sirve para ganar
dinero.
Un viejo refrán dice que más vale pájaro en mano que
ciento volando y esto se aplica de modo muy especial en el caso de los
OVNI. Es más importante tener un solo caso interesante y sólido que
miles de casos endebles, llenos de dudas, fraudulentos o con
explicaciones perfectamente racionales. A nosotros nos interesan así
mucho más aquellos casos que ofrecen una mayor cantidad de información,
en especial los casos de aterrizaje que aquellos otros en donde se
cuentan las historias más extrañas sin aportar ni una sola prueba.
Desde esta perspectiva, creemos que debemos tratar de explicar y dar a
conocer las explicaciones racionales de muchos casos que sí la tienen.
Sin embargo y esto es lo que trataremos de hacer en este segundo
volumen, es también preciso dar a conocer aquellos casos interesantes y
en donde se encuentra el verdadero enigma de los OVNI.
Tanto en Las patillas de Asimov como en este blog se pueden encontrar algunos textos de Escobar.
¿Conocimientos ufológicos?
En 1996,
Daniel Muñoz Tovar escribió lo siguiente acerca del Congreso
Internacional de San Marino: "congresos como éste son necesarios para
actualizar los conocimientos que en la investigación se tienen, así como
para descubrir públicamente los fraudes y los intentos de
desacreditación que investigadores serios sufren por parte de oscuros
intereses. Creemos que en lugar de continuar con polémicas improductivas
y carentes de fundamento, la investigación OVNI debe ser llevada seria y
profesionalmente, y continuar evaluando las evidencias, los testimonios
y buscar siempre la verdad, en uno de los temas que podrían convertirse
en la más clara y provocativa prueba de que, en realidad, no estamos
solos en el Universo."
Varios años después (2001), los
responsables de "La nave de los locos" publicaron un especial dedicado a
Philip Klass. En éste presentaron la opinión de varios ufólogos. El
mismo Daniel Muñoz expresó: "¿A qué trabajo desmitificador se refieren?
¿Qué es lo que ha desmitificado? ¿Dónde están los frutos de su trabajo?"
Actualizar los conocimientos que se tienen, escribió Muñoz. Preguntemos
lo mismo que Muñoz, pero dirijamos la mirada hacia la ufología: ¿dónde
están los frutos del trabajo de tantos "investigadores"?
¿Hay
algo que podamos llamar "conocimientos ufológicos"? ¿Qué se sabe hoy
sobre el fenómeno ovni que no se supiera cuando Kenneth Arnold investigó
para Ray Palmer el caso de la Isla Maury? ¿Qué se sabe hoy que no se
supiera cuando se hacía la revista Contactos Extraterrestres? ¿Qué se
sabe hoy que no se supiera en 1991, cuando en México renació el interés
por el tema? ¿Hay progreso en la ufología o los mismos temas se discutirán una y otra vez década tras década? ¿Se sabe algo?
¿Podremos aprender algo de todo el material ufológico generado hasta el momento? ¿Quiénes podrían aprovechar todo ese material?
Editorial del número 17 de la revista Contacto OVNI (agosto de 1996).
Pronto se cumplirán 49 años desde el primer avistamiento OVNI. En todo
este tiempo, alrededor del tema se han entretejido las más diversas
historias. Desde el susto primerizo (tras el avistamiento de los
desconocidos Flying Saucers y las especulaciones de que esos objetos
eran naves aéreas desconocidas) hasta las muy recientes discusiones de
los seres pequeños y grises que se introducen en las habitaciones de
testigos espantados, el cuadro pintoresco que hemos visualizado es en
realidad bastante completo como para comenzar a formarse un criterio al
respecto...
En los años treinta un cuadro completo fue lo que
pintó Slavador Dalí, ese pintor Catalán que hiciera de su imagen un
Disneylandia y de su obra una bolsa de valores. Se trata de su obra más
importante, quizá la mejor y la más reconocida; se titula La
Persistencia de la Memoria y trata en realidad de los famosos relojes
blandos, tan blandos que se derriten como si el tiempo no fuera nada.
Al principio de estas íneas hablábamos de los 49 años que la ufología
pronto cumplirá. Años sin memoria, que han corrido como programa de
debate en televisión a una velocidad extraordinaria y con discusiones en
ocasiones fructuosas y otras inútiles.
Pero Salvador Dalí se
equivocaba. La memoria no es persistente, no retiene recuerdos. Olvida y
se diluye, se contradice, se repite, pues es sabido que quien olvida la
historia está condenado a repetirla.
¿Los ufólogos tendrán memoria? ¿Una memoria de 49 años?
Si fuera así (y ojalá lo fuera) con la memoria de las experiencias
ufológicas, de las grandes bibliotecas al respecto, de las reflexiones
de los grandes investigadores, con la alerta constante de las revistas
especializadas, sería suficiente para hacer de la ufología, ante todo
esto, un estudio serio y metodológico en el que se puedan obtener
verdaderos objetos de estudio...
Pero como la memoria
persistente es un mito, quizá surrealista a la Dalí, como vivimos a una
velocidad extraordinaria que, como comenta Milan Kundera, quizá nosotros
mismos busquemos con el único fin de olvidar, entonces la memoria
persistente es un mito y el olvido una realidad.
Por lo tanto,
lo único que nos queda es hacer un esfuerzo e intentar recordar.
Partamos desde un punto cero y racionalicemos nuestros resultados de 49
años... Y tras esto preguntémosnos y preguntémosles a los ufólogos, a
los lectores y a los aficionados: ¿Saben y sabemos realmente todo lo que
ahora tenemos?
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