Me disponía a continuar trabajando en el prólogo del libro ¡He descubierto Z! de Luis Ruiz Noguez, proyecto en el que estaba atrasado. Algo que me paralizaba era que deseaba lograr un texto con el cual me sintiera satisfecho, es decir, que no estuviera escrito "al ahí se va" o "para salir del compromiso"... Afortunadamente logré escribir un prólogo que me gustó.
Tuve que permanecer dentro de la biblioteca durante todo el terremoto, pues uno de los encargados nos impidió usar las escaleras. Me sentí frustrado, ya que a los pocos usuarios que nos encontrabamos en el primer (y único) piso nos separaban unos cuantos metros de la salida y, por sus movimientos, me pareció que el edificio podría derrumbarse.
La biblioteca no tiene catálogo electrónico (aún hay que revisar tarjetas en ficheros, ya sea por título o por autor), el orden de los libros muchas veces no es lógico, el material más reciente ni siquiera está clasificado y de la mayor parte del acervo sólo hay un ejemplar (a diferencia de otras bibliotecas que tienen cinco o seis ejemplares de cada título).
A pesar de esos inconvenientes he encontrado material sumamente bueno y que me ha servido en mi investigación sobre las “Sizigias y cuadraturas lunares”, una historia de viaje a la Luna y cuyo personaje se declara newtoniano y anticartesiano, escrita durante la Nueva España.
Una ventaja de esta biblioteca es que, a pesar de que el prestamo a domicilio es sólo por una semana, la encargada no aplica las sansiones correspondientes cuando uno devuelve los libros después de lo señalado (se supone que el castigo consiste en varios días sin poder sacar material). "Se trata de fomentar la lectura, no de desanimar a los usuarios.", me explicó un día y lo agradecí mucho.
Para el prestamo no utilizan algún lector de código de barras. Sacan una tarjeta del libro, en ésta anotan las fechas de préstamo y de devolución. La credencial del usuario y la mencionada tarjeta se quedan en la biblioteca. Los libros tienen una tarjeta pegada, en ésta también se anotan las fechas referidas. Finalmente, en una libreta anotan los datos de los libros, cuándo se prestan y cuándo se devolverán. Al regresarlos ponen sellos en todas las fechas de devolución anotadas.
Una vez que pasó el temblor nos informaron que la biblioteca cerraría sus puertas.
En algún momento de octubre fui a la biblioteca pero aún estaba cerrada. Hacia mediados/finales de noviembre hablé por teléfono y me dijeron que habían abierto desde hacía unas tres semanas.
Las "Sizigias y cuadraturas lunares..." fueron escritas, en la Nueva España, por Fray Manuel Antonio de Rivas hacia 1775. El protagonista construye, gracias a sus conocimientos de física newtoniana, una máquina voladora con la que logra llegar a la Luna (aquí todos mis textos sobre este tema).
Para entender el contexto (científico, histórico, filosófico y literario) en el que fueron escritas me han servido varios libros que pueden consultarse en la mencionada biblioteca. Son los siguientes.
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