domingo, 25 de junio de 2017

El Mercurio volante

El médico José Ignacio Bartolache y Díaz de Posadas (1739-1790) fue profesor sustituto de astronomía y matemáticas en la Real y Pontificia Universidad de México. No hay evidencia de que hubiera leído directamente a Isaac Newton (es seguro que lo hiciera a través de Voltaire), pero sí expuso la metodología newtoniana en sus Lecciones de Matemáticas (1769). En otro artículo alabó la física newtoniana, al tiempo que despreciaba la cartesiana.

En Mercurio Volante con noticias importantes y curiosas sobre física y medicina, una publicación periódica que fundó y que contenía en su mayor parte artículos escritos o traducidos por él mismo, trató de hacer llegar el conocimiento al lector común (en español vulgar). En ésta introdujo los métodos y conocimientos modernos; también se lamentaba de que la ciencia fuera vista con temor supersticioso y que no se divulgara, y que la Nueva España estuviera tan absorta en disciplinas teológicas y jurídicas al grado de no permitir el adecuado desarrollo de las artes y las ciencias.

En 1979, la UNAM publicó por vez primera los textos del Mercurio volante acompañados de una introducción de Roberto Moreno.


Dice Moreno: “El doctor José Ignacio Bartolache, a quien se dedica este tomo, es un caso ejemplar del pensador revolucionario ilustrado de nuestro siglo XVIII. La lectura de sus textos, a doscientos años de distancia, no es solamente un ocio de eruditos, sino una experiencia vital sumamente enriquecedora; en ocasiones amarga, a veces divertida, pero siempre sorprendente por la extrema inteligencia y sensibilidad de nuestro sabio criollo, que todavía logra instruir y hacer reflexionar, que son los rasgos que caracterizan a un buen escritor.”

Para su introducción Moreno utilizó el elogió a Bartolache que a principios de agosto de 1790 publicó José Antonio de Alzate.


De importancia para comprender el contexto en el que Fray Manuel Antonio de Rivas escribió sus Sizigias y cuadraturas lunares son los números 2, 3 y 4 del Mercurio volante.

En el segundo, Bartolache, después de explicar que su publicación va dirigida al público en general y a las mujeres y no a los especialistas, y de criticar los sistemas de enseñanza vigentes en la Nueva España “pasa al tema de lo que es la buena física, entendida ésta como la ciencia que se ocupa del conocimiento de los cuerpos, animados e inanimados, por lo que cabe en ella la medicina. El texto es muy interesante por la postura adoptada contra el peripatetismo. Un botón de muestra: ‘Aristóteles, filósofo muy celebrado y muy digno de serlo con tal que no se regule su mérito por sus ocho libros de Physica auscultatione, que dejó escritos de propósito para que nadie los entendiese…’ Es importante la crítica que hace de Descartes y el elogio al sistema de Newton, para Bartolache, el de aprobación universal.”

En otra entrada revisaremos con más detalle este número del Mercurio volante.

Los siguientes dos números estuvieron dedicados a la construcción de termómetros y barómetros. A decir de Bartolache, los libros europeos no desarrollaban esa información porque los filósofos que necesitaban esos aparatos los adquirían con instrumentistas.

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