El siguiente artículo se publicó en el número 4449 de Revista de revistas (febrero de 1997), mismo que estuvo dedicado a Carl Sagan y a Marcello Mastroianni. Agradezco al Dr. Rafael Fernández su permiso para reproducirlo. El texto con el que Mario Méndez Acosta participó puede leerse aquí.
Rafael Fernández Flores
“Me gustaría pensar que cuando muera, viviré nuevamente. Que
algún pensamiento o sentimiento, que recuerde una parte de mí, continuará. Pero
por más que quiero creerlo —y a pesar de las antiguas y universales tradiciones
que aseguran una vida después de la vida— no sé nada que sugiera que esto es
algo más que el mero deseo de que así ocurra".
"El mundo es tan exquisito, con tanto amor y
profundidad moral, que no hay razón para que nos engañemos con hermosas
historias para las que hay tan poca evidencia. Mucho mejor me parece que es, en
nuestra vulnerabilidad, mirar a la muerte a los ojos y estar agradecidos cada
día por la breve pero magnífica oportunidad que la vida nos proporciona".
Estos dos párrafos están tomados del artículo En el valle de
la sombra, que en marzo de 1996 Carl Edward Sagan escribió para Parade
Magazine. En él, como se aprecia, reflexiona el escéptico sobre su posición
frente a la muerte, que entreveía como cercana.
Carl Sagan además de un buen científico, profesor y
divulgador de la ciencia fue lo que llamaríamos un escéptico, pero bien a bien
¿qué quiere decir eso? Un escéptico es una persona que duda, que quiere pruebas
y demostraciones antes de aceptar como cierto algo. Santo Tomás, si es cierto
que lo dijo, es escéptico cuando pronuncia el famoso: "Ver para
creer" y René Descartes con su duda metódica da un cuerpo filosófico a la
actitud de dudar.
Carl Sagan, Martin Gardner, James Randi y varios otros
científicos, escritores y divulgadores de la ciencia fundaron el Comité para la
Investigación Científica de Proclamas de lo Paranormal (CSICOP por ser las
silgas del nombre en inglés: Committee for the Scientific Investigation of
Claims of the Paranormal), para estudiar a partir de la duda sistemática las
posibilidades que tienen de ser ciertos, los llamados fenómenos paranormales.
Sagan además de fundador fue un miembro muy activo de CSICOP. Fue ganador en
1987 del reconocimiento anual de CSICOP.
También en 1994 Sagan fue el primer ganador de otro premio
de CSICOP, el premio Isaac Asimov, creado en honor de ese gran escritor de
ciencia ficción y divulgador de la ciencia, para reconocer a quien "a lo
largo de su vida haya mostrado un compromiso y habilidad fuera de lo común para
comunicar los logros, métodos y resultados de la ciencia al público".
Al recibir el premio en la reunión anual de CSICOP, Sagan se
refirió así a la actividad de divulgar la ciencia:
"La ciencia es aún uno de mis principales goces. La
divulgación de la ciencia que Isaac Asimov realizó tan bien —al comunicar no
únicamente los resultados sino los métodos de la ciencia— me parece tan natural
como la respiración. Después de todo, cuando uno está enamorado quiere
decírselo a todo el mundo. La idea de que los científicos no deban hablar de su
ciencia al público me parece extraña".
Sagan ganó además de las dos distinciones de CSICOP ya
referidas el premio Pulitzer 1978 por su libro Los dragones del Edén y dos
veces la medalla de la NASA por logros científicos extraordinarios. Su serie
Cosmos obtuvo los premios Emmy y Peabody. La versión de la serie en forma de
libro estuvo durante 70 semanas en la lista de best-sellers del New York Times,
15 de ellas en el primer lugar. También obtuvo la medalla Oersted y 18 grados
honoris causa de universidades estadunidenses.
Hasta el momento de su muerte, el 20 de diciembre de 1996,
Sagan era profesor de Astronomía y Ciencias Espaciales en la Universidad de
Cornell y director del laboratorio para estudios planetarios, de la misma
universidad. También trabajó para la NASA y fue responsable de los mensajes
interestelares de las sondas Pioneer 10 y 11 y Voyager I y II. También trabajó
con las naves Mariner y Viking. Estos trabajos para la agencia espacial
estadunidense es el que le valió los premios mencionados.
La versatilidad y gran curiosidad científica de Sagan lo
llevó a interesarse no solamente en temas de astronomía, corno el estudio de
las atmósferas planetarias, sino también en el estudio de la vida y las
posibilidades de vida fuera de nuestro planeta. Alguna vez en su juventud Sagan
fue ayudante del genetista H. J. Muller, ganador del premio Nobel.
Carl Sagan es autor de una considerable bibliografía que
arranca desde 1966 con el libro Planetas de la colección de Life, que incluye
el citado Dragones del Edén, Murmullos de la Tierra, Cerebro de broca, Cosmos,
Cometa, El invierno nuclear y varios más entre ellos una novela: Contacto. Su
último libro, publicado en 1996 es El mundo habitado por el demonio. De él se
extraen estas líneas a modo de colofón:
"Me preocupa que, especialmente al acercarse el fin del
milenio, las seudociencias y la superstición parecerán año con año más
tentadoras, el canto de las sirenas de la sinrazón más sonoro y atractivo.
¿Dónde hemos oído esto antes? Dondequiera que nuestros prejuicios étnicos y
nacionalistas han prosperado, en tiempos de escasez, durante los desafíos a la
autoestima nacional o al valor, cuando sufrimos por nuestro disminuido espacio
cósmico y propósito o cuando el fanatismo está en ebullición en nuestro
entorno, entonces las formas de pensar que fueron comunes en otras épocas se
hacen con los controles.
La vela escurre parafina. Su pequeña luz tiembla. La
oscuridad se reagrupa. Los demonios comienzan a agitarse.
Me temo que el mundo ha empezado a ser un poco más
oscuro".
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