sábado, 20 de diciembre de 2014

Día del escepticismo y en contra del avance de las pseudociencias

El siguiente artículo se publicó en el número 4449 de Revista de revistas (febrero de 1997), mismo que estuvo dedicado a Carl Sagan y a Marcello Mastroianni. Agradezco al Dr. Rafael Fernández su permiso para reproducirlo. El texto con el que Mario Méndez Acosta participó puede leerse aquí


Sagan el escéptico, el científico, el educador, el hombre
Rafael Fernández Flores

“Me gustaría pensar que cuando muera, viviré nuevamente. Que algún pensamiento o sentimiento, que recuerde una parte de mí, continuará. Pero por más que quiero creerlo —y a pesar de las antiguas y universales tradiciones que aseguran una vida después de la vida— no sé nada que sugiera que esto es algo más que el mero deseo de que así ocurra".

"El mundo es tan exquisito, con tanto amor y profundidad moral, que no hay razón para que nos engañemos con hermosas historias para las que hay tan poca evidencia. Mucho mejor me parece que es, en nuestra vulnerabilidad, mirar a la muerte a los ojos y estar agradecidos cada día por la breve pero magnífica oportunidad que la vida nos proporciona".

Estos dos párrafos están tomados del artículo En el valle de la sombra, que en marzo de 1996 Carl Edward Sagan escribió para Parade Magazine. En él, como se aprecia, reflexiona el escéptico sobre su posición frente a la muerte, que entreveía como cercana.


Carl Sagan además de un buen científico, profesor y divulgador de la ciencia fue lo que llamaríamos un escéptico, pero bien a bien ¿qué quiere decir eso? Un escéptico es una persona que duda, que quiere pruebas y demostraciones antes de aceptar como cierto algo. Santo Tomás, si es cierto que lo dijo, es escéptico cuando pronuncia el famoso: "Ver para creer" y René Descartes con su duda metódica da un cuerpo filosófico a la actitud de dudar.

Carl Sagan, Martin Gardner, James Randi y varios otros científicos, escritores y divulgadores de la ciencia fundaron el Comité para la Investigación Científica de Proclamas de lo Paranormal (CSICOP por ser las silgas del nombre en inglés: Committee for the Scientific Investigation of Claims of the Paranormal), para estudiar a partir de la duda sistemática las posibilidades que tienen de ser ciertos, los llamados fenómenos paranormales. Sagan además de fundador fue un miembro muy activo de CSICOP. Fue ganador en 1987 del reconocimiento anual de CSICOP.

También en 1994 Sagan fue el primer ganador de otro premio de CSICOP, el premio Isaac Asimov, creado en honor de ese gran escritor de ciencia ficción y divulgador de la ciencia, para reconocer a quien "a lo largo de su vida haya mostrado un compromiso y habilidad fuera de lo común para comunicar los logros, métodos y resultados de la ciencia al público".

Al recibir el premio en la reunión anual de CSICOP, Sagan se refirió así a la actividad de divulgar la ciencia:

"La ciencia es aún uno de mis principales goces. La divulgación de la ciencia que Isaac Asimov realizó tan bien —al comunicar no únicamente los resultados sino los métodos de la ciencia— me parece tan natural como la respiración. Después de todo, cuando uno está enamorado quiere decírselo a todo el mundo. La idea de que los científicos no deban hablar de su ciencia al público me parece extraña".


Sagan ganó además de las dos distinciones de CSICOP ya referidas el premio Pulitzer 1978 por su libro Los dragones del Edén y dos veces la medalla de la NASA por logros científicos extraordinarios. Su serie Cosmos obtuvo los premios Emmy y Peabody. La versión de la serie en forma de libro estuvo durante 70 semanas en la lista de best-sellers del New York Times, 15 de ellas en el primer lugar. También obtuvo la medalla Oersted y 18 grados honoris causa de universidades estadunidenses.

Hasta el momento de su muerte, el 20 de diciembre de 1996, Sagan era profesor de Astronomía y Ciencias Espaciales en la Universidad de Cornell y director del laboratorio para estudios planetarios, de la misma universidad. También trabajó para la NASA y fue responsable de los mensajes interestelares de las sondas Pioneer 10 y 11 y Voyager I y II. También trabajó con las naves Mariner y Viking. Estos trabajos para la agencia espacial estadunidense es el que le valió los premios mencionados.

La versatilidad y gran curiosidad científica de Sagan lo llevó a interesarse no solamente en temas de astronomía, corno el estudio de las atmósferas planetarias, sino también en el estudio de la vida y las posibilidades de vida fuera de nuestro planeta. Alguna vez en su juventud Sagan fue ayudante del genetista H. J. Muller, ganador del premio Nobel.

Carl Sagan es autor de una considerable bibliografía que arranca desde 1966 con el libro Planetas de la colección de Life, que incluye el citado Dragones del Edén, Murmullos de la Tierra, Cerebro de broca, Cosmos, Cometa, El invierno nuclear y varios más entre ellos una novela: Contacto. Su último libro, publicado en 1996 es El mundo habitado por el demonio. De él se extraen estas líneas a modo de colofón:

"Me preocupa que, especialmente al acercarse el fin del milenio, las seudociencias y la superstición parecerán año con año más tentadoras, el canto de las sirenas de la sinrazón más sonoro y atractivo. ¿Dónde hemos oído esto antes? Dondequiera que nuestros prejuicios étnicos y nacionalistas han prosperado, en tiempos de escasez, durante los desafíos a la autoestima nacional o al valor, cuando sufrimos por nuestro disminuido espacio cósmico y propósito o cuando el fanatismo está en ebullición en nuestro entorno, entonces las formas de pensar que fueron comunes en otras épocas se hacen con los controles.

La vela escurre parafina. Su pequeña luz tiembla. La oscuridad se reagrupa. Los demonios comienzan a agitarse.

Me temo que el mundo ha empezado a ser un poco más oscuro".

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