jueves, 26 de enero de 2012

Nuevo número de Razonando

Decía Groucho Marx: "No deseo pertenecer a ningún club que acepte como socio a alguien como yo". Ahora me veo en una situación similar: ¿Podría yo recomendar una revista que entrevista a alguien como yo?, ¿qué clase de revista haría algo así?

De cualquier forma la recomendaré porque fuera de esa entrevista, lo demás está muy bueno. Así es, apareció el número 12 de la revista Razonando.


El texto principal de este número trata sobre el ateísmo militante del biólogo Richard Dawkins y las diferentes lecturas de éste dentro del escepticismo. En "Voces escépticas" aparecen textos de Martín Bonfil, Sergio de Régules y Luis González de Alba. Además, como cada número: las frases escépticas, noticias y recomendaciones.

...Y si quiere leer las barbaridades que respondí, pásese por "Charlando con un escéptico. Martín Fragoso y Las patillas de Asimov".

Puede leer este número aquí o descargarlo en PDF aquí.

miércoles, 25 de enero de 2012

¿Y tú ya tienes tu "bucareli"?


Un hilito de sangre es una novela escrita por Eusebio Ruvalcaba (Eusebrio, le dicen algunos).

El protagonista de Un hilito es un chaval -bastante divertido- de 13 años:

Los calzones que prefería de mi novia Osbelia eran de color verde, y el parque me los recordó. Ella usaba de todos los colores, sobre todo rojos y blancos. Los verdes eran como el pasto, verde oscuro. Un día que ella misma se levantó la falda y me los enseñó me dijo que a veces su mamá los usaba de ese mismo color, y que la ventaja que tenían era que se podían usar muchos días porque no se notaba cuando se ensuciaban. Mejor dicho, eso no me lo dijo, yo estoy exagerando; pero lo pensé, que viene siendo casi lo mismo ¿0 no?

***

En realidad yo era penoso y no era penoso, como cualquiera de ustedes ya se habrá dado cuenta. Y de uno y otro extremos tenía ejemplos. Por ejemplo, hace poco hicimos un concurso en el salón, a ver quién arrojaba su venida más lejos. Pintamos una raya en el suelo, para que nadie se pasara de ahí al momento de tirar, pues con tal de ocupar el primer lugar en tan honorable concurso, cualquiera hacía trampa. Bueno, la mera verdad yo tengo muy pocos amigos, o creo que ni amigos tengo. Ni siquiera me habían invitado al concurso, pero cuando me di cuenta de lo que se trataba fui el primero en alinearme. Y gané (...) Así que cerré los ojos, me jugué el pellejo apenas una docena de veces, y órale, cuando sentí que la venida era inevitable y maravillosa, me levanté como un resorte, arqueé el cuerpo, y gané. Delante de todos. Además superé el récord: cinco pasos y medio.

***

...y eché a caminar hacia mi izquierda, hacia Bucareli, una calle que me caía en gracia nomás por el nombre. Se me hacía como nombre de juguete: Bucareli, ¿o no? Por un momento has la prueba de fuego: cierra los ojos y piensa en Bucareli, ¿qué ves? ¿Un juguete, no es cierto? ¿Verdad que sí? Algún día se pondrían de moda los bucarelis y todos los niños tendrían el suyo, o se lo pedirían a los Reyes Magos.


Corto basado en esta novela:



Existe una adaptación cinematográfica de 1994, fue dirigida por Erwin Neumaier, el guión fue escrito por Alejandro Lubezki. La protagonizó Diego Luna.

La intelectual de la familia

Otra dedicatoria para mi colección.

En el 2005 el Instituto Electoral del Distrito Federal organizó concursos de tesis, ensayos y cuentos. ¿El tema? La democracia.

Mi hermana Lorena obtuvo el tercer lugar en la categoría de ensayo.

Su texto se titula “El papel de la educación cívica en el proceso de transición política".

Esto muestra que no todo está perdido en la familia...

Otro autor, otra dedicatoria

El filósofo Óscar de la Borbolla (quien aparece frecuentemente en los programas de tv que realiza Andrés Roemer), publicó en 1996 su libro La ciencia imaginaria, relatos de un mundo paralelo.



Se lee en la contraportada:

Los inventos y teorías que las distintas ciencias están por ofrecer al mundo, aparecen como una realidad en este libro. La imaginación de Óscar de la Borbolla permite que nos asomemos no sólo a los prodigiosos descubrimientos que, seguramente, el futuro nos reserva, sino a las crisis humanas y sociales que esos avances tecnológicos traerán.

Historias insólitas, amenas, extraordinariamente escritas y trabajadas con inigualable humorismo componen La ciencia imaginaria. Un libro de cuentos donde la genética, la física cuántica, la astronomía, la cibernética, la criminología, la química, la medicina, etcétera, sirven para divertirse y soñar. No es ciencia ficción; es más bien un espejo irónico de nuestro tiempo o, como su autor le llama, una "ucronía".

Fragmento de uno de los textos:

Banco de Recuerdos

Este banco, como funcionaban antes del sida los de sangre, se dedica a comprar a los pobres sus mejores recuerdos, para almacenarlos y venderlos a quienes desean tener un pasado más pleno: a l donador, por ejemplo, le quitan el recuerdo feliz de un día de campo y se lo implantan en la memoria al comprador, quien una vez terminada la transfusión es incapaz de distinguir el recuerdo postizo de lo que realmente ha vivido.

Con el argumento: “Usted ya lo vivió, deje que otro simplemente lo recuerde”, muchos pobres infelices están malbaratando su luna de miel, sus fiestas de cumpleaños, su juventud entera, los momentos de concordia familiar que han disfrutado y, mientras que para algunos la vida se enriquece, pues su pasado se ensancha con nuevos y maravillosos recuerdos, en el caso de los otros se angosta y, cuando salen del banco, no conservan más que la delgada memoria de los días ingratos de penuria, el recuerdo de los velorios, de los tiempos de enfermedad y de dolor.

El vampirismo de la memoria, como podría denominársele, no es un delito, pues no aparece tipificado en el Código Penal; pero, sin duda, deberían dictarse leyes para proteger el único patrimonio con que cuentan los pobres: los pocos ratos buenos vividos. El Banco de Recuerdos es un gravísimo atentado contra la identidad y un crimen más contra los desposeídos.

miércoles, 11 de enero de 2012

Mérida, ciudad en la que aparentemente nada pasa y a la vez pasa de todo

Raúl Rodríguez Cetina publicó en 1977 la obra El desconocido. En esta obra se muestra la vida de un “fichero”, es decir, de un talonero. El vampiro de la colonia Roma, que se publicó en 1979, también es protagonizada por un sexoservidor.

Oscar Eduardo Rodríguez, autor de El personaje gay en la obra de Luis Zapata, escribe: “Deseo subrayar la cercanía en la figura protagónica que hay entre la mencionada novela de Rodríguez Cetina y la de Zapata, pues en ambas los personajes centrales son chichifos, y se podría considerar El desconocido como un antecedente literario de El vampiro de la colonia Roma.” Al ser interrogado sobre lo anterior, Zapata señaló: “La verdad es que la leí después de escribir El vampiro. Así que por ello no se puede decir que haya ejercido influencia alguna. Lo cierto es que hay temas que están ‘como en el aire’ y uno puede coincidir con otro escritor, pero no hubo influencia puesto que no la había leído antes de El vampiro.”

En el número 72 de la revista Generación apareció una entrevista a Rodríguez Cetina, quien falleció en el año 2009. Se trata de un número dedicado al estado de Yucatán (Rodríguez era de la ciudad de Mérida, y es ahí donde sucede lo que narra en su novela). El texto es de Ricardo E. Tatto, quien escribe que El desconocido tiene innegables valores literarios, y es un “testimonio biográfico en el que se cuenta una época sórdida de Mérida, de la que muchos yucatecos no estuvieron –ni están- al tanto, sobre el mundo gay y el comercio sexual, existente y que, irónicamente hasta hoy permanecen vedadas.”



La novela El vampiro de la colonia Roma está basada en la vida de Osiris Pérez Castañeda. Zapata ha afirmado lo siguiente: “El vampiro es una novela hecha a partir de grabaciones que llevé a cabo con un muchacho que se dedicaba a la prostitución (a la prostitución con hombres, masculina). Hice como seis horas de grabaciones y tomé ciertos elementos, y fui añadiendo otros. La historia en una parte sería verídica, y en otra sería ficticia.”

Adonis García pasa por situaciones terriblemente difíciles (los trastornos que le provocan sus adicciones, por ejemplo) pero el comercio sexual no es una de ellas. De hecho, parece disfrutar de su trabajo, ya que menciona que se le hacía mala onda cobrar por esos servicios. Adonis cuenta más bien con orgullo y sentido del humor acerca de su oficio:

generalmente mis sitios de espera eran ***** ps ***** el sanborns del ángel ***** el de aguascalientes ***** el de niza ***** a veces hasta el de centro médico o el de san ángel ***** porque ya ves que los sanborns tienen un atractivo irresistible para los gayos ***** o si no *****¿sabes qué? ***** me paraba en la esquina mágica ***** ya sabes cuál es ¿no? ***** la de insurgentes y baja california ***** por ahí por donde está el cine las américas ***** le dicen la esquina mágica porque cualquiera que se para ahí liga ***** ya si no ligas es porque estás muy feo o porque de a tiro eres muy pendejo o las dos cosas ***** pero por lo general siempre ligas ***** entonces ahí me paraba ***** ahí estaba todo el tiempo parado ***** o casi todo el tiempo ***** nomás me retiraba para ir a cumplir con algún cliente ***** y entonces dejaba colgado mi letrero ***** “salí a coger” ***** je *****

Durante un tiempo deja su oficio e intenta dedicarse a otra cosa, hasta que:

***** me empezó a entrar no sé qué ***** como nostalgia o como ganas ***** así desas que no puedes controlar ***** de chichifear ***** de volver a llegarle a esas ondas ***** aunque fuera por un rato ***** era como una corriente que me arrastraba sin que me diera cuenta ***** nomás como un deseo ***** pero sin saber de qué ***** entonces ***** te digo ***** lo que me terminó de convencer ***** lo que me dijo “aquí está tu onda” ***** fue un tipo de lo más buenote y cachondo que se me acercó y me ofreció lana para ir a coger con él***** y yo ***** ya te imaginarás ***** como que nomás estaba esperando para regresar ***** ni tardo ni perezoso me fui con él y descubrí ***** bueno redescubrí ***** mi verdadera vocación

Sobre la actitud de Adonis, Zapata dice: “Ahí es donde planteo más concretamente la necesidad de presentar un personaje homosexual que no fuera el típico, el que ha aparecido en el cine o la literatura, ya sea ridiculizado como objeto nada más de burla, o bien desde un punto de vista como muy atormentado por su sexualidad. En este sentido el propósito de la novela era presentar un personaje libre, que ejerce libremente su sexualidad, como le da la gana, sin culpas, ¿no?”

¿Qué pasa con El desconocido? Rodríguez Cetina narró en esa obra lo que le sucedió durante la pubertad: “Para sostenerme, de los 15 a los 18 años me vi obligado a sobrevivir mediante la prostitución.” Su plan era pagarse una carrera de contador y estudiar inglés.

Entonces El vampiro y El desconocido comparten la característica de estar basadas en situaciones reales. Pero difieren en cuanto a la forma en que los protagonistas ejercen la prostitución.

Vemos que Adonis lo hacía de forma desenfadada. Rodríguez Cetina explicó en la entrevista: “Debo aclarar que nunca pude disfrutar del oficio como tal, ya que en mi mente existía una crisis existencial depresiva que me bloqueaba por completo. Esto se debió a que a los 12 años sufrí por una violación de la que fui víctima. Es decir, crecí con miedo debido a que tenía el sexo destrozado. Aceptaba clientes pero estaba aterrorizado por completo.”

El escritor consideraba que el abandono familiar y el desprecio paternal fue lo que le llevó a toparse con el violador, y agregaba que las leyes, en cuanto a pederastia, deberían ser más severas.

Rodríguez explicaba que el comercio sexual se ejercía de forma clandestina, ya que se vivía “en un ambiente de machos homofóbicos descarados y violentos.”

Ricardo E. Tatto pregunta ¿Entonces, ¿en qué sitio se llevaba a cabo el comercio sexual? Rodríguez Cetina respondió: “En esa época lo que teníamos era una concentración nocturna en el zócalo de la ciudad, la plaza grande, céntrico sitio de convergencia no sólo para los prostitutos, sino para toda la sociedad yucateca. Sin embargo, eran otros tiempos y no había un descaro evidente. Todo se hacía ‘bajo el agua’ (...) La premisa era dar rienda suelta a sus preferencias de la manera más discreta posible y desfogar los males del bajo vientre sin ser advertidos.” Era a través de la mirada como se podía descubrir a los prostitutos. “El que quisiera y supiera buscar podía encontrar lo que deseaba.”

Rodríguez Cetina creía que, debido a su juvenil ingenuidad, no captó muchas de las cosas que pasaron a su alrededor. Además de ingenuo era bastante tímido, de manera que “era incapaz de provocar a alguien, siempre fui abordado, generalmente por turistas extranjeros que andaban en busca de carne fresca.” De cualquier forma, a pesar de esa timidez, intentaba destilar sensualidad para atraer clientes (pederastas).

La última pregunta se refiere a la forma en que Mérida se ha transformado en cuanto a la homosexualidad. Rodríguez Cetina consideraba que ya no era una ciudad tan provinciana, “es mucho más cosmopolita que la que a mí me tocó vivir (...) la proliferación de antros y bares gay ha propiciado que la ‘escena’ se difunda y se vuelva común.”

Más sobre el escritor aquí, aquí, aquí y aquí.

martes, 3 de enero de 2012

Mis cuentos en la radio

Creo que fue en 1998 cuando leyeron en la radio tres historias escritas por mí. En esta entrada subo dos de ellas.

1. Escribí "La sangre digna de los dioses" hacia finales de 1997, al año siguiente apareció en el fanzine Azoth (en el año 2003 apareció feamente modificada en una publicación de la UNAM, esa historia la conté por acá).


En el programa "Eje Central" de la antigua estación "Óxido" leyeron varias de las historias publicadas en Azoth. El programa se transmitía de lunes a viernes a eso de las once de la noche. Agradeceré más información sobre este programa, porque la verdad es que ni siquiera recuerdo el nombre del locutor.

Pueden leer la historia aquí. Y aquí pueden escuchar su lectura en Eje Central.

2. Creo que también fue hacia finales de 1997 cuando escribí "Luna roja". Yo era fan del programa de radio de divulgación científica "Muy Interesante". Lo conducían Mario Méndez Acosta, Mónica Lavín y Mauricio-José Schwarz.


Después de leer dos historias de Mario Médez Acosta (esta y esta), invitaron al público a mandar alguna historia corta para ser leída. He modificado Luna roja en varias ocasiones y nunca he quedado satisfecho con el resultado obtenido. De cualquier forma aquí pueden leer la historia. Y aquí pueden escuchar cuando la leyeron en el programa de radio (a pesar de los errores que cometí al escribirla, la voz del locutor le ayuda mucho).