miércoles, 14 de septiembre de 2011

Los fraudulentos detectores moleculares GT-200

En agosto del año pasado le dediqué una entrada al fraudulento "detector molecular GT-200". En aquella entrada escribí que los detectores moleculares (de los cuales existen diferentes modelos) son unas varillas de zahoríes disfrazadas de tecnología, se asegura que son capaces de detectar armas, explosivos, drogas, personas y hasta dinero.

Sin embargo, estos “aparatos de tecnología de punta” se han desarmado y se ha visto que ¡están huecos! Por supuesto que no hay una explicación científica que justifique el funcionamiento de estos juguetes. Pero a pesar de que estos "aparatos" están huecos, hay personas que defienden su uso (eso muestra que no sólo los detectores moleculares están huecos, varias cabezas también lo están).

El problema es que diversas instancias (como el gobierno de Colima, la Secretaría de Seguridad Pública de Chihuahua, la SEDENA, etc.) han gastado millones de pesos en su adquisición.

Pero ese no es el problema mayor. Lo verdaderamente preocupante es que confiar en estos aparatos puede ocasionar tragedias: piense el lector en el uso que se les da. Se afirma falsamente que el detector molecular GT-200 puede detectar explosivos, podemos imaginar el riesgo al que se exponen quienes lo usan (me refiero a los falsos negativos). Por otro lado cualquier persona puede ser detenida injustamente por supuesta posesión drogas, armas o explosivos.

De hecho, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, aunque dudando tibiamente del GT-200, publicó algunas recomendaciones ante la violación a las garantías individuales que conlleva su uso. El comunicado termina con las siguientes palabras (completo puede leerse aquí):

"Por estas razones, las intromisiones en domicilios a partir de los resultados del GT200, así como la incautación de bienes y detención de personas que se realicen con base en esa actuación, deben considerarse injerencias ilegales y no pueden justificar la flagrancia, situación que deben atender tanto las autoridades ministeriales como los jueces. Por ello, se recomienda a las autoridades de las fuerzas armadas evitar el uso de este instrumento y similares y a las ministeriales solicitar una orden de cateo, previamente a su utilización."

A pesar de todo lo que está en juego, los periodistas mexicanos prácticamente han ignorado esta basura disfrazada de tecnología. ¿Cuándo se le dedicará a este fraude la atención que merece?, ¿quiénes serán los responsables de todo el dinero que se ha gastado?

El día de ayer se llevó a cabo una reunión en el Senado de la República en la que científicos, divulgadores de la ciencia y escépticos expusieron las razones por las que el detector molecular GT-200 es un fraude. Entre los expositores estuvieron Martín Bonfil, Luis Mochán y Alejandro Frank (científicos de la UNAM), Raúl Alva (científico de la UAM Iztapalapa), Arturo Menchaca (presidente de la Academia Mexicana de Ciencias) y Andrés Tonini (quien ha dado seguimiento riguroso a este fraude).



En su blog La Ciencia por gusto Martín Bonfil escribe (completo aquí):

Brevemente, la reunión consistió en exponer los antecedentes sobre este aparato, la imposibilidad científica de que pueda funcionar como lo anuncian sus fabricantes, su comprobada inutilidad y alto costo, la experiencia negativa de otros países, las advertencias que el nuestro ha recibido sobre los peligros de su uso, y las razones por las que la Comisión Nacional de Derechos Humanos se ha pronunciado en contra de su utilización (aspectos todos ya comentados en anteriores entregas de esta columna).

Se hizo especial énfasis en que el GT200 –y otros artefactos similares, igualmente fraudulentos e inútiles– implica el grave peligro de no detectar armas o explosivos (falso negativo), poniendo en riesgo a los operadores militares y a civiles, y de exponer a ciudadanos al abuso de ser señalados como criminales (falso positivo) sin mayor fundamento que un artefacto comprobadamente inútil. Se reveló también que las compañías que venden estos aparatos a las fuerzas armadas incluyen en sus contratos cláusulas que ¡prohíben someterlos a prueba!

A consecuencia de lo expuesto, se propuso promover que el Senado, con la colaboración de la comunidad científica, haga una evaluación rigurosa de estos detectores, y ayude a lograr que las fuerzas armadas dejen de ser estafadas por las abusivas empresas –ya demandadas en varios países– que trafican con la seguridad de los ciudadanos.


En un boletín de prensa del PRD se lee (completo aquí):

Senadores del PRD presentarán punto de acuerdo para solicitar a la SEDENA realizar experimento para probar efectividad de detectores utilizados para el combate al crimen organizado.

En la reunión organizada por la Comisión de Ciencia y Tecnología participó el doctor W. Luis Mochán Backal, investigador del Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM, quien aseguró que no está demostrado científicamente el funcionamiento del detector molecular GT200 para la identificación de sustancias nocivas e ilegales, ya que no existen datos estadísticos de los aciertos y errores.

Mochán Backal comentó a los legisladores que en abril de este año, la Academia Mexicana de Ciencias envió al titular de la SEDENA una solicitud para realizar un experimento científico controlado y operado por personal de esa dependencia para evaluar el funcionamiento del detector molecular GT200; sin embargo, dijo, el pasado mes de junio, el secretario Guillermo Galván Galván respondió que "por motivos contractuales" la SEDENA no tenía autorización para realizar dicho experimento.

Por ello, el doctor en Ciencias, Luis Mochán Backal, solicitó a los legisladores su intervención para lograr que se realicen pruebas científicas a los detectores moleculares, a fin de evitar que haya más pérdidas humanas y errores en las detenciones de presuntos delincuentes.

En este sentido, los senadores Javier Castellón y Yeidckol Polevnsky anunciaron que presentarán un punto de acuerdo para solicitar a la SEDENA la realización de un experimento científico al detector molecular GT200, pues es fundamental garantizar la seguridad de la población, del personal del Ejército que utiliza estos dispositivos y la efectividad de los mismos para el combate al crimen organizado.


El boletín del Senado de la Republica puede leerse aquí.

Esperemos que pronto se ponga a prueba el detector molecular y al fin sea arrojado a la basura.

Todo lo que quería saber sobre el detector molecular GT-200 y temía preguntar: aquí.

martes, 13 de septiembre de 2011

Exposición

En la estación Bellas Artes del metro -en el paso que va de la línea 8 a la línea 2- puede verse una exposición fotográfica de Tomás Chávez Hurtado, quien se ha dedicado a la fotografía urbana. El tema es el Palacio de Bellas Artes (conocido como el Teatro Blanquito desde que se presentó Juan Gabriel).

Las fotos estarán hasta el 28 de septiembre. También pueden verse aquí. Entre las que más me gustaron están las siguientes.


Impresionante el rostro del modelo.


Esta me gustó porque en el año 2004 participé en el maratón internacional de la ciudad de México (lo terminé en casi cuatro horas).



Esta me gustó porque los últimos cuatro o cinco años he asistido a la Marcha del Orgullo LGBT de la Ciudad de México.



Y esta me gustó porque fotografié los grafitis que estaban en la barda que colocaron mientras hacían algunas reparaciones.

Se me ocurrió abrir una cuenta en flickr para subir en un mismo sitio todos los grafitis, dibujos y pintas que he fotografiado hasta ahora (ya tengo más en la mira), así que pueden ver las imágenes aquí.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Ideas delirantes y pensamiento crítico

Luis Ruiz Noguez

¿Un poco de cultura puede terminar con la credulidad de ciertas personas? En un estudio realizado en 1979 en la Universidad de California, por los doctores Barry Singer y Victor Benassi, asesorados por el mago e ilusionista Craig Reynolds, se intentó investigar el grado de credulidad de la gente. El objetivo del estudio era determinar la disposición emocional de las personas (en este caso universitarios, estudiantes de psicología) a creer en la realidad de los así llamados fenómenos PSI, en dos grupos de estudiantes homogéneos.

A un grupo de alumnos de la universidad se les presentó a Craig como un “alumno que trata de desarrollar su PES (Percepción Extra Sensorial)”. Al otro se le dijo que era “un mago que trata de perfeccionar su acto de magia y sus trucos”.

En ambos grupos Craig presentó la misma serie de trucos: “lectura” de pensamiento (psicognósis); doblado de metales, como barras de acero inoxidable, por medio de su “fuerza mental” (psicokinesis) y otros supuestos prodigios. Luego de la presentación se aplicaba un cuestionario en el que se preguntaba de qué forma creían que se habían realizado los fenómenos.

Un 66% de los integrantes del grupo al que se le había informado de que todas estas maravillas se debían a los fabulosos “poderes mentales” de Craig contestó que éste había utilizado su PES y que ésta era debida a ¡fuerzas desconocidas!

Otro estudio similar, conducido esta vez por Scott Morris de la Universidad de Illinois tenía como objetivo determinar si era posible influir en la creencia en lo paranormal de los alumnos que cursaban el primer año de psicología.

El diseño del experimento seguía, más o menos, el mismo patrón que el de la Universidad de California. Un mago presentaba una serie de tres trucos y luego se preguntaba a los alumnos su opinión al respecto.

En uno de los grupos, después de la presentación del mago, Morris explicaba, en no más de tres minutos, el mecanismo de dos de los tres trucos. “El tercero no lo voy a revelar –dijo- porque deseo que experimenten el sentimiento de que nuestra incapacidad para explicar un fenómeno no lo convierte en sobrenatural.”

Al segundo grupo no se le explicaba la técnica sino que se le daba una plática de 50 minutos en la que se impugnaba la calidad de las evidencias a favor de la PES.

Los resultados establecieron que la explicación de 3 minutos del cómo se habían realizado los trucos fue más eficaz para hacer brotar el escepticismo que la conferencia de 50 minutos en la que se echaba mano de argumentos que se ceñían a las leyes de la naturaleza y a fenómenos físicos o químicos. Probablemente la razón era el escaso conocimiento de los estudiantes en esas ramas de la ciencia.

Morris, como colofón a su experimento, encontró que este tipo de lección no se restringía a ese caso en particular pues los estudiantes trasladaban la misma actitud crítica y escéptica a otros campos.

Otro caso más. Douglas F. Stalker, profesor de filosofía de la Universidad de Delaware se ha dedicado a organizar ferias científicas en las que disfrazado como el Capitán Rayo de Luz se dedica a “destronar la mentalidad mágica mediante su ridiculización cómica.”

Stalker inventa convincentes –pero ridículas- supercherías, explica cómo hace para construirlas y luego invita al auditorio a experimentar por sí mismo. “Una charla nunca tendrá el mismo poder de convicción que la experiencia personal”, sentencia el científico enmascarado.

Más cercano a nuestro sentir latino, Claudio Benski, físico argentino afincado en Francia y miembro del Comité Francés para el Estudio de los Fenómenos Paranormales (CFEFP), llevó a cabo un curioso experimento con sus alumnos de la Universidad de Grenoble (Departamento de Ingeniería).

Como en la mayoría de las universidades, en Grenoble se contempla, dentro de los planes de estudio, la impartición de cursos sobre el método científico. Benski propuso dictar un seminario sobre esta herramienta fundamental del conocimiento a 24 estudiantes de ingeniería. La intención era simular la creatividad científica aplicando “el método” al estudio de supuestos fenómenos paranormales.

Evitando influir en la actitud de sus alumnos, Benski mantuvo una actitud neutral. Por principio de cuentas se instruyó a los alumnos en el uso y manejo de las técnicas estadísticas básicas, en el diseño de experimentos y en la búsqueda de referencias bibliográficas. Al final del curso cada alumno debería presentar un proyecto de investigación. Los temas eran por demás curiosos: Efectividad de los biorritmos, piscokinesis, clarividencia, influjo de la Luna en el número de nacimientos, curanderismo... Veamos cómo abordaron estos problemas algunos de los alumnos.

Los que se interesaron en la efectividad de los clarividentes y futurólogos estudiaron las profecías de más de 15 de estos charlatanes, publicadas en los periódicos. Se inventó un sistema de clasificación que daba mayor puntación a visiones del futuro poco probables, y valores bajos a profecías de eventos muy probables.

En una primera aproximación se vio que, en general, los “videntes” acostumbran dar vaticinios no riesgosos y con una alta probabilidad de ocurrencia. Por ejemplo: “Habrá un terremoto” (sin definir fecha ni lugar con precisión). Ninguno de los “videntes” de este estudio fue capaz de predecir grandes acontecimientos mundiales, ni de chiripa.

Para poder determinar la probabilidad de acertar al azar, se calculó el número de predicciones totales realizadas por cada psíquico. Era más probable que aquellos que hacían miles de predicciones acertaran en algunas cuantas. El mago que más acertó tuvo un promedio del 62% de aciertos, pero en todos los casos había una alta probabilidad de preverlos por puro sentido común. Sus predicciones eran del tipo: No habrá guerra nuclear este año. De hecho “un lector promedio debería tener mejores poderes predictivos que cualquiera de los videntes analizados”, fue la conclusión a la que se llegó en este proyecto.

En otro estudio se analizó a los curanderos que aparecen anunciados en la prensa. Estos tipos afirman poder dar un diagnóstico, e incluso curar, por el simple estudio de una fotografía del paciente. Los estudiantes analizaron a 42 de estos “médicos” a los que se les enviaron dos fotografías: una de un joven sano y otra de uno que padecía psoriasis. Además para ayudar al curandero, se le envió una lista de 10 enfermedades bien conocidas para que escogieran de entre todas ellas cuál era la que padecían los sujetos de las fotos. La cosa estaba más fácil de esta manera y sin embargo los psíquicos fallaron. Sólo once contestaron la encuesta: cinco de ellos reconocieron que no hacían lo que anunciaban (los treintaiuno restantes caerían en esta categoría al dar la callada por respuesta); tres dijeron que los sujetos de ambas fotos estaban enfermos (equivocándose también en el diagnóstico); dos se equivocaron en el diagnóstico, pero dijeron que uno de los sujetos estaba sano; y sólo uno dio en el clavo.

Un tercer estudio quería verificar la hipótesis de que existen médicos que suscriben el mito de que la Luna llena influye en la cantidad de partos, sin importarles lo que los estudios, experimentos y encuestas puedan demostrar.

Se envió una encuesta a dos grupos diferentes de médicos, pidiendo que analizaran el nacimiento de 4,256 bebés. Un 36% del primer grupo indicó una relación causa-efecto entre la luna llena y nacimientos. Al segundo grupo se le mostró los resultados del primero, indicando que “ninguno de los médicos que creían en esta relación hizo un estudio en su propio hospital ni analizó los datos para confirmar o rechazar sus creencias”. Por lo tanto no era de extrañar que en este segundo grupo se hicieran estos estudios de confirmación, con lo cual el índice de credulidad disminuyó a un 27%.

Aunque hubo una disminución en este parámetro los estudiantes comprobaron y concluyeron que “La tendencia a establecer relaciones mágicas sobrevive por fuerte que sea la evidencia en contrario. Científicos incluidos.”

Los biorritmos fueron abordados de la siguiente forma: se trató de verificar si los biorritmos podrían predecir los resultados de las finales del torneo Roland-Garros y de 8 finales seleccionadas al azar. Sólo encontraron dos correlaciones significativas.

Los estudiantes que estudiaron la psicokinesis informaron que los fenómenos eran auténticos. Su método fue consultar la literatura disponible sobre el tema (en su mayor parte a favor de la hipótesis paranormal), y su principal argumento a favor fue que “autores conocidos así lo creían” (Este tipo de falacia es muy común en nuestro medio. Cuando se pregunta a los interesados en los temas paranormales la razón de su creencia, una de las respuestas más recurrentes es porque determinado autor, actor, periodista, escritor o gente famosa cree en lo mismo).

Benski extrajo las siguientes conclusiones de los estudios de los alumnos:

Quienes trabajaron sobre los datos reuniéndolos y analizándolos, terminaron firmemente convencidos de la importancia de mantener una actitud escéptica. Pero los más crédulos se mostraron menos interesados en desafiar afirmaciones extravagantes.

Antes creía que la mayoría se convencería de que la falta de evidencia científica les haría retirar su adhesión a creencias infundadas. Pero no fue tan así: los creyentes inflexibles siguieron siendo tan obstinados como los médicos para quienes la Luna tiene algo que ver con la natalidad.


En nuestro mundo actual los medios de información nos bombardean constantemente con información banal y sesgada que apoya ideas tan delirantes como que estamos siendo visitados por seres venidos de las pléyades (un conjunto nebulosos de estrellas en formación, por lo cual difícilmente podrían haber generado vida tal y como la conocemos); que hay casas encantadas en las que habitan seres de ultratumba; o que los automóviles tienen alma e incluso, al chocar, se van a un cielo en forma de corralón (LRN se refiere a un artículo publicado en la revista Año Cero y que aseguraba tal estupidez). Lo peor de todo es que la difusión de estas ideas es mayor en proporción, que la del pensamiento crítico. A las puertas de este tercer milenio, venden más los misterios sin resolver que la divulgación científica, aunque esos misterios discurran por caminos muy alejados de la razón.