Manos Amigues se ubica en el número 113 de la calle Pedro Moreno, en la Colonia Guerrero, en el centro de la Ciudad de México. Se trata de un espacio que es más que un comedor comunitario, aquí también se le apuesta a la cultura y a la socialización. En junio del año pasado platiqué con Brent Alberghini, quien encabeza el proyecto.
Para comenzar, cuéntame un poco sobre ti, ¿quién es Brent Alberghini?
Nací en Nueva York, llevo 14 años haciendo trabajo comunitario aquí en México. Comencé en Ecatepec, Morelos, en una clínica de salud reproductiva donde se hacían abortos clandestinos. Al llegar a la Ciudad de México comencé a trabajar, en la zona centro, un comedor comunitario del gobierno. Salí de ahí por razones de homofobia y transfobia.
¿Cómo comenzó Manos Amigues?
Después de salir del comedor comunitario del centro, empecé un programa de comidas en Vida Alegre, el primer centro de día en Latinoamérica para adultos mayores LGBT, que se ubica cerca del metro Xola, en la Ciudad de México. Un proyecto de Samantha Flores, una mujer trans de 88 años, originaria de Veracruz. El centro, por la pandemia, tuvo que cerrar y comencé el programa ¡Burritos, no bombas!, que por más de un año repartió despensas. Y el 23 de julio de 2021, abrimos aquí para ofrecer, por quince pesos, comida para la gente.
¿Qué problemas tuvieron para acondicionar el lugar y abrirlo?
Antes era un taller mecánico, entonces remodelamos todo gracias a nuestro amigo Many (Emmanuel Buitrón), que es el hijo del dueño del espacio, y a una recaudación de fondos que hice en Estados Unidos con John Cameron Mitchell, que es un actor, cantante y director de cine, su obra más famosa es Hedwig and the Angry Inch. Instalamos cuatro baños, un tapanco, que es un escenario y la cocina. La instalación eléctrica y la plomería son nuevas. Abrimos en un hostal para personas que viven en situación de calle, que se llama La Colonial.
¿Cuál es el horario del comedor y cuántas comidas sirven al día?
Abre de lunes a viernes, de una a cuatro de la tarde. En estos momentos servimos cien comidas diarias, pero tenemos la meta de llegar a trescientas. La comida cuesta 15 pesos, incluye sopa, guisado, arroz, frijol y tortillas.
Veo que hay una exposición, ¿cómo consiguieron las imágenes?
Las conseguimos con el Colectivo Sol. Contactamos a su director, Juan Jacobo Hernández, un activista social de muchos años y que participaba en la organización de las primeras marchas de la diversidad sexual en la Ciudad de México, y que tiene los archivos más chidos de la historia LGBT, de la historia queer de la Ciudad de México.
Vamos a cambiar la exposición cada mes, para presentar diferentes obras de artistas queer. Cada viernes, por las tardes, tenemos shows, teatro, danza, músicos en vivo, pruebas gratuitas de detección de sífilis, VIH y hepatitis, con el condomóvil y la Clínica Condesa. Pueden estar al tanto de nuestras actividades en Instagram, estamos como @manosamigues.
Entonces, ¿están abiertos a que diferentes artistas expongan aquí su trabajo?
Sí, pueden presentarse en el escenario o exponer en la galería, queremos descubrir nuevos artistas. Si quieren presentar algo pueden mandarnos un mensaje directo. También pueden hacernos comentarios, donaciones en especie o una recaudación de fondos.
Por último, ¿qué es lo más satisfactorio de este proyecto?
La reacción de la comunidad es increíble. El lugar es mágico. Los artistas llegan y están felices de participar. Ayudar a la gente que vive por aquí también, no sólo gente LGBT viene a comer, vienen de todos lados, vecinos, familias, viejitos. Es increíble tener un lugar que está abierto a todes, a todos, a todas, que no discrimina; es un lugar libre de violencia. Es un lugar que está hecho por y para la comunidad LGBT, aunque estamos abiertos a todes. Y aunque ofrecemos chelas a veinticinco pesos, no es un lugar para ponernos pedos. Nos hacen falta lugares para crecer como comunidad y socializar; aparte de Grinder y los antros, debe haber otros lugares para conocer personas, aquí se puede hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario