martes, 19 de diciembre de 2017

¡Lucharán de dos a tres caídas sin límite de tieeempoooo!

Sobre los "luchadores exóticos", nos dice Nina Hoechtl en su "Lucha libre: un espacio liminal. Lis exótiquis “juntopuestas” a las categorías clasificadoras, unívocas y fijas" (que originalmente apareció en el libro "La memoria y el deseo. Estudios gay y queer en México"):

A lo largo del tiempo, el rol de lis exótiquis ha sido revisado y cambiado muchas veces. Lis primeris luchadoris que subieron al ring como exótiquis estaban más cerca de la figura del dandi que de ser leídos como luchadoris, a quienes, por lo general, se les entiende como homosexuales. Gardenia Davis, de Estados Unidos, y Lalo el Exótico, cuyas carreras alcanzaron la fama en los años cuarenta y cincuenta, tenían asistentes que peinaban sus cabellos, los perfumaban, rociaban fragancia en la lona y obsequiaban flores a las damas. Cuando la escritora y periodista Elena Poniatowska preguntó al luchador el Santo por qué no usaba agua de colonia como otris luchadoris, él clarificó: “Bueno, esos se llaman luchadores exóticos”.


La película El luchador fenómeno (1952), de Fernando Cortés, muestra a uni de aquellis luchadoris, Lalo el Exótico, cuando está siendo perfumado antes de luchar. Por consiguiente, el “embellecimiento” es un acto público y forma parte del performance dentro del ring. 



La pareja de Lalo el Exótico, quien también es el héroe del filme, es interpretado por Adalberto Martínez, mejor conocido como Resortes, el cual pregunta a su mánager, Jorge Ortiz de Pinedo [en realidad es Óscar Pulido]: “No se le hace que este cuatito es… [susurra algo inaudible]?”, a lo que el mánager responde: “No, es que es de sangre azul, los mexicanos tenemos la piel un poco más bronceada”.



Esta secuencia muestra que lis primeris exótiquis no eran leídos abiertamente como homosexuales, en cambio se les entendía como dandis elegantes que formaban parte de una clase alta —la aristocracia— aunque tuvieran la piel bronceada —morena—. Aquellis luchadoris podían pagar el agua de colonia y a uni asistente que cuidara de su apariencia. El luchador exótico el Bello Greco explica que eran: seres muy especiales, como Sergio el Hermoso y yo, que llevamos doce años perfumando los cuadriláteros y demostrando que los aristócratas de este deporte-arte llenamos las arenas. A nuestro pueblo, que es señorial como nosotros, le gusta que sus ídolos huelan bien.


Sin embargo, del diálogo de la película podría inferirse que Resortes pregunta si su pareja en el combate es homosexual. En este sentido la apariencia y peculiaridades de Lalo el Exótico se pueden leer como prequeer porque torna ambiguos su género y orientación sexual, a la vez que los cuestiona.


Dicha película es una de las primeras incursiones al cine de luchadores, la precursora de tantas otras que le sucedieron y la única, según mi conocimiento, en la cual se incluye a uni luchadori exótiqui en un papel un poco más grande. El luchador fenómeno es una comedia, secuela de El beisbolista fenómeno (1952), también dirigida por Cortés, e ilustra al mismo tiempo cómo la lucha libre saltó a la prominencia nacional. En esta última, Resortes era, gracias a la ayuda sobrenatural de un fantasma, un famoso lanzador, mientras que en El luchador fenómeno, Resortes originalmente quería extender su potencia al futbol, pero por un cambio chusco en la trama el espíritu de un difunto luchador sustituye al de un futbolista y se apodera de su cuerpo para subir al ring nuevamente. En la película a ambis, Lalo y Resortes, se lis refiere como exótiquis. De todos modos, la actuación de Resortes como exótiqui es diferente porque se burla de la lucha libre en general, de otris luchadoris, de su entrenamiento y de la performatividad de la masculinidad.


Texto completo aquí.

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